jueves, 23 de marzo de 2017

El dulce sabor de una mujer exquisita (con voz de Rocío Brauer)


Si aún no ha pasado el bisturí por tu piel, si no tienes implantes en alguna parte de tu cuerpo, o si los gorditos no te generan trauma, si nunca has sufrido de anorexia, si tu estatura no afecta tu desarrollo personal, si cuando vas a la playa prefieres divertirte en el mar y no estar sobre una toalla durante horas, si crees que la fidelidad sí es posible y la practicas, si sabes cómo se prepara un arroz, si puedes preparar un almuerzo completo, y tu prioridad no es ser rubia a como de lugar, si no te levantas a las 4:00 am para poder hacerte un cambio de look o de cara, con el maquillaje que dure dos horas, y si puedes salir con saco de sudadera tranquila a la calle un domingo sin una gota de maquillaje, entonces tu estas en vía de extinción. Bienvenida, el dulce sabor de una mujer exquisita eres tú!

Porque una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies; si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo; es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa y un buen consejo puede alegrar la vida.

Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos académicos. Es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.

Una mujer exquisita no es la más ardiente; sino la que vibra, al hacer el amor solamente con el hombre que ama.

Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia; es aquella mujer firme de carácter que si puede decir NO.

Y un HOMBRE EXQUISITO es aquel que valora a una mujer exquisita.

Que se siente orgulloso de tenerla como compañera.

Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo.

Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes.

La verdad, a los hombres les decimos, es que las mujeres en eso de ser "muy mujeres" nos llevan gran recorrido.

Yo diría como hombre, ¡qué tontos hemos sido y somos, cuando valoramos el "regalo" solamente por la vistosidad de su empaque!

Tonto y mil veces tonto el hombre que come fuera de casa, teniendo un exquisito manjar en su alcoba.


Autor: Gabriel García Márquez


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